- Un pensamiento económico deficiente y la falta de consideración de la climatología han llevado a los economistas a subestimar las repercusiones del cambio climático en la economía, lo cual fomenta la falta de acción en los ámbitos encargados de la formulación de políticas.
- Para obtener resultados significativos, los modelos económicos deben tener en cuenta que las pérdidas debidas al cambio climático serán extraordinariamente significativas, impredecibles y permanentes.
- Dado que el riesgo climático constituye una amenaza para el sistema financiero y el cambio climático es fundamentalmente un problema derivado de los combustibles fósiles, se necesita una nueva solución macroprudencial para poner fin a la relación entre el cambio climático y la inestabilidad financiera.
Bruselas, 31 de octubre de 2023 – El sábado 4 de noviembre se cumplirán siete años de la entrada en vigor del Acuerdo de París. Estamos a mitad de camino para cumplir las promesas adoptadas mediante este tratado internacional jurídicamente vinculante sobre el cambio climático.
Antes de alcanzar esta meta —y a tan solo un mes de la COP28—, Finance Watch, la asociación de interés público dedicada a abogar por que el sector financiero actúe en bien de la sociedad, da la voz de alarma acerca de la grave desconexión entre la climatología y la modelización económica que da forma a las políticas económicas y financieras.
El último informe de Finance Watch hace hincapié en una dura realidad: nos dirigimos hacia un «mundo invernadero» (hot house world) en el que, aunque se están tomando medidas en algunas jurisdicciones, son insuficientes, y se están superando los umbrales de temperatura críticos, lo que conlleva diversos riesgos físicos, consecuencias irreversibles y perturbaciones para las sociedades.
Los climatólogos advierten de que se producirá un punto de inflexión si el calentamiento global sube unos 2 ºC, mientras que las consecuencias serán catastróficas con un calentamiento por encima de los 3 ºC. Si las temperaturas alcanzasen estos niveles, los efectos serán devastadores sobre los más de 3.000 millones de personas que viven en contextos altamente vulnerables al cambio climático.
A la vista de estas cifras, parecería inevitable que se produjese un desorden económico sin precedentes. Pero las cifras actuales que estiman las repercusiones del cambio climático en la economía y en el mundo de las finanzas plantean una imagen en exceso optimista.
Por ejemplo, la Network for Greening the Financial System (NGFS) emplea una metodología que permite llegar a la conclusión de que, si la temperatura media mundial en superficie aumentase unos 3,5 °C de aquí al final del siglo, la producción mundial solo caería un 7-14 % en 2100. De manera similar, un informe de 2020 del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) predice que un aumento en 4 °C de la temperatura reduciría el valor de los activos un 3-10 %.
El problema es que los economistas están diseñando sus modelos de riesgo climático de la misma manera que el riesgo financiero tradicional. Esto significa que los modelos económicos son incapaces de contabilizar el hecho de que las pérdidas debidas al cambio climático serán extraordinariamente grandes, impredecibles y permanentes. Los puntos de inflexión y mecanismos de retroalimentación, como el deshielo del permafrost y los incendios forestales, podrían acelerar las pérdidas hasta alcanzar niveles muy por encima de los de las recientes crisis financieras.
Estos datos conservadores alimentan la inacción en las administraciones y organismos encargados de la formulación de políticas, ya que la retórica generalizada legitimada es la de la normalización del cambio climático y el cortoplacismo, sacrificándose a cambio la viabilidad y la eficacia.
Thierry Philipponnat, Economista Jefe de Finance Watch, opina que «Los economistas que analizan el impacto del cambio climático no deben ser cómplices, ni siquiera de forma involuntaria, de la inacción de los responsables políticos». Tienen la responsabilidad de abrir los ojos ante las repercusiones económicas y financieras que tendría el escenario de un nivel elevado de calentamiento global (hot house world). Ya no nos podemos permitir producir análisis sesgados que subestimen los costes futuros. Habrá que adaptar los modelos económicos o menoscabarán tanto la atenuación del cambio climático como la adaptación a este.»
Para que los análisis económicos arrojen resultados significativos, se debe producir otro cambio de mentalidad importante en cuanto al plazo para la realización de estos ejercicios. En este informe, Finance Watch subraya este argumento citando el ejercicio de análisis del escenario excepcional que deberán llevar a cabo las Autoridades Europeas de Supervisión (AES), el Banco Central Europeo (BCE) y la Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS) de aquí a 2025 a petición de la Comisión Europea.
El objetivo declarado del análisis de tal escenario es anticiparse a las perturbaciones para el sistema financiero que podrían poner en peligro a las instituciones financieras, el sistema financiero o la capacidad de la UE para lograr sus objetivos climáticos, así como reaccionar rápidamente ante cualquier perturbación adversa de este tipo. Si se hace bien, este análisis puede ofrecer a los actores del sector financiero información creíble en base a la cual tomar decisiones en el escenario de un nivel elevado de calentamiento global.
El actual horizonte temporal de 2030 establecido para este ejercicio socava este objetivo. Mientras que los fenómenos meteorológicos extremos se producen con más frecuencia cada vez, el riesgo de que los activos asociados a combustibles fósiles queden atrapados y de que se produzca un colapso económico no se materializará de aquí a 2030.
Es improbable que el mundo revierta su actual expansión del consumo de combustibles fósiles antes de esa fecha; por otra parte, el colapso de la actividad económica inducido por el cambio climático empezará a ser significativo para 2050 y se acelerará hasta llegar a niveles catastróficos entre 2060 y 2080. En este contexto, Finance Watch defiende que la Comisión Europea debe instar inmediatamente a que se amplíe el horizonte temporal en varias décadas más allá de 2030.
Dado que el riesgo climático constituye una amenaza sistémica para los bancos y que el cambio climático es fundamentalmente un problema derivado de los combustibles fósiles, Finance Watch también sostiene en este informe que se debe cuantificar la exposición de las instituciones financieras al riesgo de que sus activos asociados a combustibles fósiles queden atrapados.
La investigación publicada por Finance Watch en octubre de 2022 evidenció que los sesenta bancos más grandes del mundo tienen 1,35 billones USD de activos expuestos al riesgo asociado a los combustibles fósiles. Sin embargo, esta es tan solo una de las tantas piezas de este rompecabezas. Para tener un cuadro completo de los riesgos, este ejercicio debe ampliarse a las compañías de seguros, los fondos de pensiones y los fondos de inversión.
Conforme los supervisores financieros van estando en mejores condiciones para recabar esta información, deberían verse obligados por los responsables políticos a recabarla. En Europa, esta información podría recabarse en el marco del análisis del escenario excepcional, y Finance Watch aconseja que la Comisión Europea se asegure de que así sea.
Una cosa es cuantificar el riesgo de los activos asociados a combustibles fósiles que quedarían atrapados; y otra muy distinta, crear salvaguardas jurídicamente vinculantes para evitar que dichos activos sigan desestabilizando el sistema financiero.
En 2020, Finance Watch propuso una sencilla y eficaz solución microprudencial al problema, que más tarde pasó a conocerse como la regla del «uno por uno». Para alivio de los bancos e incredulidad de los académicos, reguladores, inversores y ONG, los responsables políticos europeos fracasaron en la adopción de esta sencilla solución que tenían a su alcance.
En este informe, Finance Watch propone una nueva herramienta macroprudencial para atajar la relación entre el cambio climático y la inestabilidad financiera. Dado que las soluciones microprudenciales para atajar este problema están descartadas en la UE por el momento, esta nueva herramienta es especialmente importante para esta jurisdicción. No obstante, la lógica en la que se basan es aplicable a cualquier otro lugar.
Finance Watch ofrece una nueva herramienta de cálculo de la ratio préstamo-valor para las exposiciones de los bancos a los combustibles fósiles. Una vez que se alcanzase un determinado umbral del riesgo relacionado con el clima, se activaría un recargo de capital. El umbral para la ratio préstamo-valor se establecería de forma proporcional a la cantidad de combustibles fósiles a la que esté expuesto un banco, que puedan explotarse de forma segura, dentro del presupuesto de emisiones de carbono para un determinado aumento de la temperatura.
El informe concluye que debería dejarse bajo tierra el 97 % de las reservas mundiales de combustibles fósiles si la humanidad aspira a limitar el calentamiento global a 1,5 ºC con una probabilidad del 83 %, el 90 % para limitar el calentamiento global a 1,7 ºC y el 77 % para limitarlo a 2 ºC.
Finance Watch recomienda adoptar una referencia de 2 ºC para el calentamiento global y fijar el límite de la ratio préstamo-valor en el 100 %. Finance Watch estima que actualmente la ratio préstamo-valor es extremadamente alta (437 %) y sugiere prever un requisito de capital del 12 % para la parte de activos consistente en combustibles fósiles que quedarán atrapados, como una solución práctica de gestión del riesgo.
Además, propone que las autoridades macroprudenciales apliquen un límite máximo de préstamo o una financiación íntegramente mediante fondos propios (regla del «uno por uno») a los préstamos relacionados con una nueva exploración de combustibles fósiles, en línea con la recomendación de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) de no ampliar las reservas de combustibles fósiles existentes.
Se ha demostrado que dicha herramienta de cálculo de la ratio préstamo-valor resulta eficaz para gestionar el riesgo en el mercado inmobiliario, al mejorar la calidad de las carteras de préstamos hipotecarios y la capitalización bancaria. Los citados límites han mejorado la probabilidad de impago relativa a las amortizaciones de préstamos, así como la pérdida financiera para una entidad financiera en el caso de que un prestatario incurra en impago.
La financiación de combustibles fósiles, al igual que la financiación de bienes inmuebles, consiste en la financiación de activos. Una nueva herramienta de cálculo de la ratio préstamo-valor para el riesgo climático resultaría sencilla y eficaz en un mundo de financiación de activos en el que la regla más básica de gestión del riesgo consiste en garantizar una relación razonable entre la cantidad de financiación ofrecida y el valor económico de los activos financiados.
Según el profesor de Economía Steve Keen, investigador destacado (Distinguished Research Fellow) de la University College of London, y autor de Loading the DICE Against Pensions, al cual se hace referencia en este informe, «Mi informe para Carbon Tracker mostraba que los economistas han subestimado gravemente el daño que el calentamiento global causará a la economía. El nuevo informe de Finance Watch muestra cómo los reguladores, por confiar en los economistas, están lamentablemente mal preparados para el grave daño que el cambio climático causará a los mercados financieros. Sugiere mecanismos financieros que podrían permitirnos limitar el calentamiento a los peligrosos niveles de 1,5 – 2 grados centígrados, en lugar de los catastróficos niveles de 3 – 4 grados que, extrañamente, economistas como William Nordhaus han descrito como “óptimos”»
– Fin –
Notas para los editores
Es posible acceder al informe desde aquí.
Para concertar una entrevista con Thierry Philipponnat, Economista Jefe de Finance Watch, y Steve Keen, Profesor de Economía, contacte con Alison Burns escribiendo a alison.burns@finance-watch.org o llamando al +32 (0)471577233
Acerca de Thierry Philipponnat, Economista Jefe de Finance Watch
Tras graduarse del Institut d’Études Politiques de Paris y completar su formación como economista (Máster en Economía), Thierry Philipponnat empezó su carrera en las finanzas en 1985, desempeñando diferentes puestos en el sector de la banca comercial y de inversión. Después, dio el salto al mundo de las ONG, llevando a cabo campañas y acciones de defensa de intereses en nombre de Amnistía Internacional, con especial hincapié en la responsabilidad social empresarial y el impacto del sector financiero en los derechos humanos.
En 2011, fundó Finance Watch, que gestionó como su primer Secretario General hasta 2014. En octubre de 2019, Finance Watch nombró a Thierry Philipponnat Director de Investigación y Promoción de Derechos, y en enero de 2022 Economista Jefe.
Philipponnat fue miembro de la junta directiva de la AMF (Autoridad de Mercados Financieros de Francia) hasta 2022 y actualmente es miembro del Comité de Sanciones de la ACPR (Autoridad de Control Prudencial y Resolución de Francia). Presidió la Comisión de Clima y Finanzas Sostenibles, además de la Comisión Consultiva de Mercado, de la AMF. Actualmente es miembro de la Comisión de Clima y Finanzas Sostenibles de la ACPR, así como de su Comité Científico. También es miembro del Consejo de Información sobre Sostenibilidad del Grupo Asesor Europeo de Información Financiera (EFRAG) y, con anterioridad, fue miembro de la Plataforma sobre Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea.
Es autor de numerosos libros y artículos y es comentarista habitual en los medios de comunicación acerca de una gran variedad de temas financieros, habiendo aparecido en el Financial Times, Al Jazeera, Reuters, Politico, Euractiv y Le Monde, entre otros .
Acerca de Finance Watch
Finance Watch es una asociación de interés público de financiación independiente con el objetivo de lograr que el sector financiero actúe atendiendo al bien de la sociedad. Su finalidad es dar más voz a la sociedad en la reforma de la normativa financiera defendiendo los intereses de esta y planteando argumentos de interés público a los legisladores y al público. Finance Watch está integrada por, entre otros, grupos de consumidores, asociaciones de vivienda social, sindicatos, ONG, expertos en finanzas, académicos y otros grupos de la sociedad civil que representan colectivamente a un gran número de ciudadanos europeos. De acuerdo con los principios fundacionales de Finance Watch, las finanzas son fundamentales para la sociedad dado que aportan capital para un uso productivo de manera transparente y sostenible, pero la legítima defensa de intereses privados por parte del sector financiero no debería ejercerse en detrimento de la sociedad.